El uso del tiempo y la economía del cuidado durante la COVID-19: una crisis dentro de otra crisis

Sep 15, 2021

Autores: Erika Martínez Fernández, Lina Tafur Marín, Laura Silva Aguilar, Susana Martinez-Restrepo


Históricamente, las mujeres han asumido el papel de cuidadoras del hogar, y la COVID-19 ha reforzado ese patrón. Desde el comienzo de la pandemia, las mujeres han estado soportando cada vez más cargas domésticas y de cuidado debido a las restricciones a la movilidad y los confinamientos para frenar los contagios por el virus. ¿Qué nos pueden decir los datos sobre el uso del tiempo y la economía del cuidado durante la COVID-19?

Los datos previos a la COVID-19 revelan que en Latinoamérica las mujeres ya ocupaban tres veces más tiempo que los hombres en trabajos de cuidado no remunerado, [1] lo cual ha aumentado en el último mes. Según ONU Mujeres, las mujeres ocupan 4,1 horas por día en trabajo doméstico y de cuidado no remunerado durante la pandemia, comparado con 1,7 horas en los hombres.

Este informe explora cómo las mujeres han estado al frente de la crisis por COVID-19 como trabajadoras de cuidado remunerado y no remunerado, lo cual terminó por aumentar su escasez de tiempo. La economía del cuidado comprende el trabajo remunerado y no remunerado en actividades destinadas a satisfacer las necesidades físicas, psicológicas y emocionales de niños y adultos a través del cuidado y el apoyo. [2]

El análisis de este informe utiliza datos de uso del tiempo del Banco Mundial y datos de empleo sobre la economía del cuidado remunerado de ILOSTAT para entender la dimensión de género que se encuentra en la relación entre el uso del tiempo y el trabajo de cuidado remunerado y no remunerado en Latinoamérica. El uso del tiempo y la economía del cuidado durante la COVID-19: una crisis dentro de otra crisis es el cuarto informe de la serie de Género y COVID de CoreWoman y Cepei. 

Uno de los retos que se presentan al llevar a cabo este análisis es que los datos y las encuestas sobre uso del tiempo muchas veces son limitados o inexistentes. Esto hace que sea imposible la comparación de los cambios en el uso del tiempo de las mujeres y los hombres para explicar la escasez de tiempo de las mujeres, la cual se cree que está afectando su participación en los mercados de trabajo. Además, los países que realizaron y actualmente utilizan encuestas de uso del tiempo no lo hacen con metodologías homologadas que permitan comparar fácilmente los datos entre países y regiones.  

LA VULNERABILIDAD DE LAS MUJERES DURANTE LA COVID-19 HA EMPEORADO DEBIDO A SU PAPEL HISTÓRICO COMO TRABAJADORAS DE CUIDADO NO REMUNERADO

Ser mujer, independientemente del rol de hija, esposa, madre o incluso abuela, históricamente ha conducido al cuidado de niños y personas mayores, con enfermedades o discapacidad, además de asumir la gran mayoría del trabajo doméstico. Las pandemias y las crisis económicas que estas conllevan generalmente refuerzan estos patrones. La evidencia disponible de epidemias pasadas muestra que las mujeres y las niñas generalmente realizan la mayor parte del trabajo de cuidado no remunerado o mal remunerado cuando los sistemas formales de cuidado no pueden hacer frente a la situación. Por ejemplo, en la República Dominicana durante la crisis del Zika, el 79% del tiempo las mujeres eran las únicas responsables del cuidado de los miembros de su familia enfermos. [3]

La COVID-19 no es la excepción. De hecho, las mujeres ya estaban sobrerrepresentadas en las tareas de cuidado en toda Latinoamérica antes de la pandemia. Las brechas eran variadas y oscilaban entre 4:28 y 1:33 horas por día, pero se denotaba un patrón en el que era más probable que las mujeres tuvieran la responsabilidad del cuidado. Las brechas de género en el uso del tiempo en el trabajo de cuidado doméstico no remunerado por sexo también se replican a nivel nacional, como se puede ver en el Gráfico 2.

Fuente: cálculos de los autores, basados en datos de uso del tiempo del Banco Mundial (2010-2017).
Nota: los datos corresponden a los últimos datos disponibles por país. No incluyen el uso del tiempo en cuidado indirecto y trabajo voluntario

Los datos revelan que, antes de la COVID-19, las mujeres ya pasaban muchas más horas en el trabajo no remunerado que los hombres en todos los países. El Gráfico 2 muestra las horas diarias dedicadas al trabajo no remunerado por sexo en diez países de Latinoamérica y el Caribe. Las mayores diferencias se observan en México, donde las mujeres invirtieron, en promedio, 4,5 horas más en trabajo no remunerado que sus contrapartes varones. En Ecuador, los hombres trabajaron poco más de una hora diaria, en comparación con las cinco horas aproximadas que dedicaron las mujeres. 

Fuente: cálculos de los autores, basados en datos de uso del tiempo del Banco Mundial (2020).
Nota: esta información no incluye el uso del tiempo en cuidado indirecto y trabajo voluntario

Se cree que, debido a los cierres de las escuelas y las restricciones generales a la movilidad, la COVID-19 aumentó la escasez de tiempo de las mujeres. Debido a que los servicios domésticos se interrumpieron en muchos hogares, las mujeres han cargado con las tareas del hogar, lo cual ha multiplicado su trabajo doméstico y disminuido su disponibilidad de tiempo. [4] Las normas sociales y los estereotipos de género explican la prevalencia de la escasez de tiempo de las mujeres. Por ejemplo, el modelo del «hombre que trae el pan a la mesa» y la “mujer que brinda cuidado» sigue siendo relevante hoy en día, a pesar del aumento de la participación de las mujeres en el mercado laboral de las últimas décadas. [5] Esta dinámica también implica que cuando algunas mujeres terminan con su jornada, todavía tienen que cumplir un «segundo turno de trabajo» doméstico y de cuidado no remunerado, lo cual se ha reforzado durante la COVID-19.

La evidencia indica que el cierre de las escuelas, las guarderías y los distintos servicios relacionados con la economía del cuidado están exacerbando la escasez de tiempo de las mujeres. Los países que cuentan con datos disponibles, por ejemplo, han revelado que el uso del tiempo en responsabilidades domésticas y de cuidado de los niños ha aumentado, lo cual lleva a las mujeres a reducir sus horas de trabajo o abandonar sus puestos como respuesta a esto. [8] En Colombia, por ejemplo, las horas de trabajo de cuidado de las mujeres han aumentado 66,5%; en Chile, 77,7%; y en México, 48,3%. [8]

LA PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES LATINOAMERICANAS EN TRABAJOS REMUNERADOS DE LA ECONOMÍA DEL CUIDADO ES ALTA, PERO TODAVÍA NECESITAN CONDICIONES DE TRABAJO MÁS DIGNAS

Antes de la COVID-19, las mujeres eran más propensas a ser empleadas como cuidadoras de niños o personas mayores y trabajadoras domésticas. Paradójicamente, algunas de estas ocupaciones son las que más han sido afectadas por la pandemia. Los (las) trabajadores (as) domésticos (as), por ejemplo, son uno de los grupos más afectados por los toques de queda y las cuarentenas, dado que los servicios que suelen proveer fueron reducidos en muchos hogares y empresas. Esta situación resultó en el despido de los (las) trabajadores (as) domésticos (as) a escala masiva, y en muchos casos sin indemnización o seguro de desempleo debido al acceso limitado a la protección social. [8] Se estima que el 70,4% de los (las) trabajadores (as) domésticos (as) de Latinoamérica han sido afectados por pérdidas en sus horas diarias de trabajo, salarios y empleo. [9]

A escala global, las mujeres representan el 70% de la fuerza laboral de salud remunerada, y tienen una mayor participación que los hombres en las ocupaciones relacionadas con el cuidado, tales como la enfermería, la partería y el trabajo de salud comunitario. [10] Sin embargo, a pesar de ser trabajadoras esenciales para la respuesta a la COVID-19, muchas trabajadoras del cuidado, especialmente en el Sur Global, han recibido una baja remuneración o remuneración nula. [11] Como se puede observar en el Gráfico 3, las mujeres en Latinoamérica representan la mayor proporción de la economía del cuidado remunerado, alcanzando el 74,7% de las actividades de empleo de cuidado remunerado en Brasil y el porcentaje más bajo en Perú (60,5%). 

Fuente: cálculos de los autores, basados en datos de fuerza de trabajo de ILOSTAT (2020).

Cuando se observan las horas de trabajo semanales en la economía del cuidado remunerado por sexo y se consideran solo las actividades de cuidado residencial, el subsector muestra una clara tendencia a la feminización de la fuerza laboral. 

A pesar de que, en promedio, las mujeres han tenido una mayor participación en las actividades de cuidado residencial durante la COVID-19, como se puede ver en el Gráfico 4, los datos disponibles no sugieren que las mujeres trabajen más horas remuneradas que los hombres, excepto en México y la República Dominicana. Por lo contrario, tienden a trabajar la misma cantidad de horas que los hombres en países como Colombia y Perú. En Costa Rica y Brasil, sin embargo, donde los hombres trabajan en promedio más horas remuneradas que las mujeres, esto puede resultar en potenciales brechas de género en los salarios. La situación puede atribuirse a las condiciones de contratación altamente flexibles o informales de las mujeres, lo que sugiere que es más probable que tengan empleos vulnerables. 

Fuente: cálculos de los autores, basados en estadísticas de salarios y tiempo de trabajo de ILOSTAT.

Estar al frente de la pandemia por COVID-19 ha impuesto una demanda física alta a los trabajadores (as) del cuidado, especialmente los que trabajan en actividades relacionadas con la salud humana. Esta carga ha sido física y mental, dado que deben lidiar con el miedo a contagiarse, el dolor de los pacientes y la angustia de las familias. Sin embargo, lo que representa una carga adicional para las trabajadoras de los servicios de salud humana es que además tienen que trabajar un «segundo turno» como cuidadoras de sus hogares y familias, lo cual resulta en tasas más altas de agotamiento, ansiedad y depresión entre las trabajadoras de primera línea. [12]

CONSIDERACIONES PARA LA ADOPCIÓN DE MEDIDAS POLÍTICAS

Recuperar la participación de las mujeres en la fuerza laboral implica medidas en la economía del cuidado

Una mayor cantidad de mujeres que hombres se están desplazando hacia el cuidado de los niños a tiempo completo, renunciando al trabajo remunerado y saliéndose del mercado laboral. Durante el segundo semestre de 2020, solo en Latinoamérica, la cantidad de mujeres por fuera del mercado laboral aumentó a 16,8 millones, comparado con 14 millones de hombres. [13] Para evitar la perpetuación del retraso en la participaciçón de las mujeres en el mercado laboral, algunas medidas podrían incluir:

Reconocer a los trabajadores (as) del cuidado —remunerados y no remunerados

Tiene que haber un reconocimiento del trabajo de las mujeres en la economía del cuidado, tanto remunerado como no remunerado. Específicamente, el cuidado no remunerado se distribuye de manera desigual entre las mujeres y los hombres, e históricamente ha restringido el tiempo, la movilidad y la participación en el mercado laboral de las mujeres. El reconocimiento del cuidado no remunerado ayudaría a redistribuir el trabajo de cuidado por medio de la concientización y los cambios en las normas sociales. Reconocer a los trabajadores (as) remunerados y no remunerados también podría conllevar mejoras tecnológicas o de infraestructura que podrían reducir el tiempo que se invierte en el trabajo de cuidado no remunerado, aumentando el tiempo disponible de las mujeres para el trabajo remunerado y el esparcimiento. 

Asegurar condiciones de trabajo dignas para trabajadores (as) en la economía del cuidado remunerado y fortalecer su infraestructura

Los (las) trabajadores (as) de cuidado remunerado necesitan condiciones dignas para realizar sus tareas. El reconocimiento no debe ser solo a través de sus salarios, sino también de su bienestar por medio de mejores condiciones en el trabajo. La COVID-19 ha impuesto una demanda física alta a los (las) trabajadores (as) del cuidado, además de una demanda mental al lidiar con el miedo al contagio. Existen estudios que demuestran que las mujeres se involucran de manera más emocional con los pacientes y llevan a cabo un cuidado más empático, lo cual conlleva un agotamiento mayor. [14] Se debe proveer terapia y cuidado emocional profesional, especialmente en tiempos de crisis.

Crear sistemas de cuidado que tengan en cuenta las problemáticas de género

Los gobiernos deben priorizar la creación de sistemas de cuidado integrales que cubran necesidades vitalicias y dependan de soluciones más colectivas como los servicios estatales. Como punto de partida, se debe proveer un nivel mínimo de servicios de cuidado infantil. La disponibilidad de estos servicios es esencial para la participación plena de las mujeres en los mercados laborales, dado que sus obligaciones de cuidado en el hogar históricamente han restringido su movilidad hacia los lugares de trabajo. Además, es esencial asegurar el acceso al cuidado seguro y asequible para niños, personas mayores y personas enfermas. Durante la COVID-19, el cierre de las escuelas y las guarderías provocó que muchas mujeres tuvieran que pasar más tiempo en el cuidado de los niños en sus casas, lo que resultó en que muchas renunciaran al mercado laboral o terminaran agotadas por el trabajo. 


[1]  ONU Mujeres. 2020. “Cuidados En América Latina y el Caribe en Tiempos de COVID-19: Hacia Sistemas Integrales para Fortalecer la Respuesta y la Recuperación”. CEPAL. https://www.cepal.org/es/publicaciones/45916-cuidados-america-latina-caribe-tiempos-covid-19-sistemas-integrales-fortalecer.

[2]  Addati, Laura, Umberto Cattaneo, Valeria Esquivel, and Isabel Valarino. 2018. “Care Work and Care Jobs for The Future Of Decent Work”. International Labour Organization. https://www.ilo.org/global/publications/books/WCMS_633135/lang–en/index.htm.  

[3]  Arenas, Carlos, Zobeyda Cepeda, Tess Dico-Young, Caroline Green, Eliza Hilton, and Valeria Vilardo. 2017. “Dominican Republic Gender Analysis: A Study of The Impact of The Zika Virus On Women, Girls, Boys And Men”. Doctors of the World, Oxfam. https://policy-practice.oxfam.org/resources/dominican-republic-gender-analysis-a-study-of-the-impact-of-the-zika-virus-on-w-620261/

[4] UN Women. 2021. “Whose Time to Care: Unpaid Care and Domestic Work During COVID-19”. Gender And COVID-19. UN Women. https://data.unwomen.org/publications/whose-time-care-unpaid-care-and-domestic-work-during-covid-19

[5] Addati, Laura, Umberto Cattaneo, Valeria Esquivel, and Isabel Valarino. 2018. “Care Work and Care Jobs for The Future Of Decent Work”. International Labour Organization. https://www.ilo.org/global/publications/books/WCMS_633135/lang–en/index.htm.  

[6]  ONU Mujeres. 2021. “Efectos Diferenciados Por Género De COVID-19 En El Desarrollo Sostenible”. ONU Mujeres. https://lac.unwomen.org/es/digiteca/publicaciones/2021/05/efectos-diferenciados-por-genero-de-covid-19

[7]  Ibid.

[8] Diallo, Bobo, Seemin Qayum, and Silke Staab. 2021. “COVID-19 And the Care Economy: Immediate Action and Structural Transformation for A Gender-Responsive Recovery”. UN Women. https://www.unwomen.org/en/digital-library/publications/2020/06/policy-brief-covid-19-and-the-care-economy

[9]  UN Women, ILO y ECLAC. 2020. “Domestic Workers in Latin America and The Caribbean During the COVID-19 Crisis”. International Labour Organization. https://www.ilo.org/americas/publicaciones/WCMS_751773/lang–en/index.htm

[10]  Boniol, Mathieu, Michelle Mclsaac, Lihiu Xu, Tana Wuliji, Khassoum Diallo, and Jim Campbell. 2019. “Gender Equity in The Health Workforce: Analysis Of 104 Countries”. World Health Organization.

[11] Langer, Ana, Afaf Meleis, Felicia M Knaul, Rifat Atun, Meltem Aran, Héctor Arreola-Ornelas, and Zulfiqar A Bhutta et al. 2015. “Women And Health: The Key for Sustainable Development”. The Lancet 386 (9999): 1165-1210. doi:10.1016/s0140-6736(15)60497-4. 

[12]  Rahman, Ashikur, and Virginia Plummer. 2021. “COVID-19 Related Suicide Among Hospital Nurses; Case Study Evidence from Worldwide Media Reports.”

[13]  ONU Mujeres. 2021. “Efectos Diferenciados Por Género De COVID-19 En El Desarrollo Sostenible”. ONU Mujeres. https://lac.unwomen.org/es/digiteca/publicaciones/2021/05/efectos-diferenciados-por-genero-de-covid-19

[14]   Pappa, Sofia, Vasiliki Ntella, Timoleon Giannakas, Vassilis G. Giannakoulis, Eleni Papoutsi, and Paraskevi Katsaounou. 2021. “Prevalence of Depression, Anxiety, And Insomnia Among Healthcare Workers During the COVID-19 Pandemic: A Systematic Review and Meta-Analysis.

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