
Autores: Erika Martínez Fernández, Lina Tafur Marín, Pablo Cortés, Susana Martinez-Restrepo
La COVID-19 pudo haber afectado al estatus laboral y las condiciones de trabajo [1] de las mujeres en el Sur Global. El estatus laboral suele otorgar beneficios a sus titulares, como seguros o pensiones; [2] sin embargo, cuando ese estatus es frágil, los trabajadores suelen carecer de condiciones de trabajo decentes, como ganar un salario mínimo y contar con seguridad laboral. Para describir mejor esta situación, el Banco Mundial ha introducido el concepto de empleo vulnerable para referirse a los trabajadores independientes, que realizan trabajos familiares no remunerados y por cuenta propia. Las personas con empleos vulnerables también son más propensas a tener condiciones de trabajo menos favorables como acuerdos de trabajo informal. [3] Esta situación implica menos probabilidades de contar con protección social y de beneficiarse de las redes de seguridad, lo que les deja más expuestos a los choques económicos como el provocado por la COVID-19 y con mayor riesgo de caer en la pobreza.
Antes de la COVID-19 ya existían altas probabilidades de que las mujeres del Sur Global tuvieran empleos vulnerables. Sin embargo, es posible que la desaceleración de la economía que afectó gravemente a los sectores económicos con mayores tasas de feminización, [4] y las medidas adoptadas por las autoridades para frenar la propagación del virus, hayan aumentado la propensión de las mujeres al empleo vulnerable.
Este informe explora la participación de las mujeres en el empleo vulnerable antes de la COVID-19, utilizando el indicador del Banco Mundial de 2019 para conocer la proporción de mujeres que forman parte de la mano de obra independiente considerada vulnerable. Este ejercicio nos ofrece una aproximación a la actual crisis de empleo que enfrentan las mujeres. Cabe destacar que las subcategorías de trabajadores independientes tienen algunas limitaciones dado que no todos los trabajadores por cuenta propia o familiares no remunerados se encuentran en situación de precariedad. [5] «La vulnerabilidad de los mercados laborales para las mujeres del Sur Global en medio de la COVID-19» es el segundo informe de la serie Género y COVID de Corewoman y Cepei.
Más allá de las cifras del Banco Mundial, el análisis también tiene en cuenta las tasas de informalidad y su relación con el empleo vulnerable para comprender mejor cómo estos fenómenos pueden afectar las experiencias de las mujeres en los mercados laborales del Sur Global en el marco de la COVID-19. Para el análisis, utilizamos datos de 2019 proporcionados por la OIT para examinar la proporción de mujeres en el empleo informal en países específicos del Sur Global que han proporcionado los datos desglosados.
Uno de los desafíos para llevar a cabo este análisis es que la mayoría de los países del Sur Global carecen de datos recientes que revelan cómo la COVID-19 ha afectado la participación de las mujeres en el empleo vulnerable y en el mercado laboral informal. Sin embargo, teniendo en cuenta estas advertencias, y sobre la base de los datos disponibles hasta la fecha, la estrecha interacción entre el empleo vulnerable y la informalidad muestra un patrón en el que, en general, las mujeres se enfrentan a mayores vulnerabilidades en el mercado laboral, como se describe en las siguientes secciones del informe.
LAS MUJERES DEL SUR GLOBAL ESTABAN MÁS EXPUESTAS AL EMPLEO VULNERABLE ANTES DE LA COVID-19
Antes de la COVID-19, las mujeres del Sur Global ya eran más propensas que los hombres (39,4%) a tener un empleo vulnerable (44%). [6] Es probable que la situación haya empeorado en medio de la pandemia. Como se observa en la Figura 1, las mujeres con empleo vulnerable en 2019 como parte de la cuota total de empleo eran significativamente altas en ciertas regiones del Sur Global, concretamente en África Subsahariana (73,5%) y en el Sur de Asia (65,2%). El escenario es más complejo cuando se profundiza en los perfiles de algunos países. Por ejemplo, en Mauritania y Liberia, las mujeres con empleo vulnerable representaban el 75,6%, frente al 41,4% de los hombres. Debido a la COVID-19, el choque económico provocado por los severos cierres y toques de queda apunta a ser una experiencia más compleja para las mujeres. Dado que las actividades femeninas fueron las más afectadas y que el cuidado de personas tradicionalmente es un rol que desempeñan las mujeres, muchas de las que estaban empleadas pueden haber sido despedidas y convertirse en trabajadoras independientes, o haberse vinculado a trabajos familiares no remunerados para encontrar más flexibilidad, si es que no abandonan definitivamente el mercado laboral.

Además, como se presenta en la Figura 2, antes de la COVID-19, en promedio, las mujeres tenían niveles más altos de participación en el empleo vulnerable. Por ejemplo, había una diferencia de 13 puntos porcentuales (pp) entre hombres y mujeres en África Subsahariana y de cinco puntos porcentuales (pp) en el Sudeste Asiático. En América Latina y el Caribe, y en Asia Central y Occidental, las diferencias en la proporción de empleo vulnerable son menos pronunciadas, pero siguen siendo mayores para las mujeres. Solo en Asia Oriental y en los Estados Árabes las diferencias indican una mayor proporción de hombres con empleo vulnerable que de mujeres, lo que puede estar relacionado con las bajas tasas de participación de las mujeres tanto en la educación como en el mercado laboral (ver la Figura 3). [7] [8]

Entre los trabajadores independientes, las mujeres sobrepasan a los hombres como parte de los trabajadores que realizan labores familiares no remuneradas en todas las regiones del Sur Global en 2020. Este subgrupo, se asocia a la informalidad y a las malas condiciones de trabajo, dado que suelen ser considerados una fuerza de trabajo «de reserva» durante los auges. En otras palabras, para los trabajadores familiares no remunerados, sus ingresos no son constantes ni su empleo es permanente. Además, suelen tener un bajo nivel educativo y también son más propensos a sufrir sobrecarga laboral en lo que respecta al horario de trabajo. [9]
Antes de la COVID-19, África Oriental, Asia y el Pacífico eran las regiones del Sur Global con la mayor proporción de mujeres como trabajadoras familiares no remuneradas, con brechas que oscilan entre 13 y 20 pp. La menor brecha se observaba en los Estados Árabes, donde solo había una diferencia de 1,9 pp, aunque los registros muestran que esta es la región con el empleo vulnerable más bajo, como se muestra en la Figura 2. Solo en el África Subsahariana, donde el empleo vulnerable predomina sobre el empleo formal, los hombres independientes tenían una proporción de trabajadores familiares no remunerados superior a la de las mujeres.
El empleo vulnerable también puede ser evidencia de una crisis de refugiados y/o migrantes. Para generar un medio de vida, los refugiados, especialmente los que carecen de documentación legal mientras se encuentran en el extranjero, son más propensos a convertirse en trabajadores por cuenta propia o independientes. Durante la COVID-19, los trabajadores con contratos formales tenían menos probabilidades de verse afectados de manera negativa por la pandemia. [10] Lo contrario ocurrió con los trabajadores informales, que corrían un alto riesgo de que se les cortara su fuente de ingresos diaria y tenían pocas posibilidades de recibir los paquetes de ayuda que el gobierno proporcionaba a los que perdían sus ingresos debido a la crisis. [11]
En los Estados Árabes, los refugiados sirios, especialmente las mujeres y los trabajadores más jóvenes de la economía informal, han sido los más afectados por la COVID-19 en Jordania y Líbano —donde representan el 56% y el 63% del total de refugiados [12] —. En América Latina, las mujeres migrantes venezolanas se enfrentan a una situación similar. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), 4,9 millones [13] huyeron del país en 2020. La desagregación de la composición de la población por sexo no sugiere diferencias significativas entre mujeres (49,7%) y hombres (49,5%), pero sí en el acceso al empleo. A pesar de tener mayores niveles de educación, las mujeres migrantes venezolanas en América Latina [14] se encuentran principalmente en el sector informal en comparación con los hombres. [15] Aunque los datos disponibles no permiten estimar con precisión los efectos de la COVID-19 en las trabajadoras migrantes de la región, es probable que se vean menos protegidas ante la pérdida de empleo durante la recesión económica provocada por la crisis de la COVID-19. [16]
EXISTE UNA ESTRECHA RELACIÓN ENTRE EL EMPLEO VULNERABLE Y LA INFORMALIDAD PARA LAS MUJERES
Las personas que tienen un empleo vulnerable son más propensas a tener acuerdos laborales informales que repercuten en sus condiciones de trabajo cuando se presentan choques económicos como el desencadenado por la COVID-19. [17] [18]
Se entiende por informalidad toda actividad económica no cubierta o insuficientemente cubierta por acuerdos formales regulados por la ley. [19] Por lo tanto, los trabajadores informales son trabajadores que carecen de protecciones laborales y de beneficios y prestaciones sociales. Antes de la COVID-19, las mujeres superaban a los hombres en la informalidad, representando el 70% de todo el empleo en los países emergentes y en desarrollo (frente al 18% de informalidad en los países desarrollados). [20] Mientras tanto, en los países de bajos ingresos, la proporción de mujeres en la informalidad era del 92%, frente al 87% de los hombres. [21]
En muchos países en desarrollo, las mujeres se ven sujetas a aceptar trabajos informales porque la flexibilidad, muy valorada especialmente por las madres, solo está disponible a través del sector informal. La falta de flexibilidad laboral puede desincentivar la búsqueda de un trabajo formal por parte de las mujeres. Y en cambio, llevarlas a tomar trabajos que faciliten el equilibrio entre la generación de ingresos y las responsabilidades domésticas. [22] Durante la COVID-19, la doble carga del trabajo remunerado y del trabajo no remunerado de cuidados en el hogar, debido a las restricciones de movilidad, podría haber ocasionado un aumento de la informalidad entre las mujeres, las cuales requerían acuerdos flexibles que el sector formal apenas les proporcionaba. [23]
El siguiente análisis sobre la informalidad laboral se centra en los países en los que las mujeres se han visto más afectadas. La selección de los países se basa en 1) su ubicación (Sur Global), 2) la tasa de informalidad femenina observada para 2019, y 3) la brecha de género observada en las tasas de informalidad para 2019.
Para los países del Sur Global utilizados en el análisis de este informe, la tasa media de informalidad era del 66,6% para las mujeres y del 63,3% para los hombres, lo que representaba una brecha de 3,2 pp (poco significativa estadísticamente). Sin embargo, cuando se analizan países específicos, la brecha puede llegar a ser de 14,5 pp en contra de las mujeres, como en El Salvador (71,4% para las mujeres, frente a 56,4% para los hombres); o de 25,7 pp en contra de los hombres, como en el caso de Jordania, donde las mujeres apenas participan en el mercado laboral. Además, como muestra la Figura 3, en la mayoría de los países, excepto en algunos Estados Árabes, [24] la proporción de mujeres en el empleo informal es mayor. Estos niveles indican que las mujeres podrían estar más expuestas a la inseguridad laboral y carecer de la protección institucional o la asistencia que necesitan para aliviar la pobreza cuando se enfrentan a una crisis económica.

Los negocios informales considerados no esenciales por las autoridades del Sur Global, especialmente los salones de belleza, los restaurantes, las actividades asistenciales y el turismo, se vieron gravemente afectados por las medidas para detener la propagación de la COVID-19. Se estima que estas intervenciones pueden haber contribuido a un posible aumento de las tasas de pobreza, dado que los trabajadores informales de esos sectores pueden haber perdido sus ingresos, y el cierre de los negocios informales podría ser permanente en muchos casos. [25] En este contexto de informalidad, las mujeres se han visto especialmente afectadas por la crisis económica de la COVID-19.
CONSIDERACIONES PARA LA ADOPCIÓN DE MEDIDAS POLÍTICAS
Los impactos de las crisis nunca son neutrales desde el punto de vista del género, y la COVID-19 no es la excepción [26]
La mayoría de las crisis económicas recientes en el Sur Global, como la crisis financiera asiática de finales de los 90 o la crisis del ébola en África Occidental, nunca han incluido las necesidades de las mujeres en las agendas de recuperación económica. Pocos países del Sur Global lo están haciendo durante la COVID-19, pero aún queda mucho camino por recorrer desde la política hasta la acción para lograr una recuperación que incluya el género.
Promover incentivos fiscales para la formalización de las mujeres
Es fundamental poner en marcha paquetes de estímulo fiscal diseñados para proteger los ingresos de las mujeres, dar prioridad a los sectores predominantemente femeninos [27] en el proceso de recuperación y promover acciones que animen a las mujeres a participar más en los sectores motores de la economía. Por ejemplo, los incentivos fiscales pueden fomentar nuevas oportunidades para que las mujeres accedan a industrias tradicionalmente dominadas por los hombres, y lograr que participen de estos. [28] Además, la creación de cuotas en la contratación pública podría permitir la creación de puestos de trabajo para las mujeres en sectores económicos históricamente dominados por los hombres mediante la adopción de incentivos para contratar a más mujeres dentro de los proyectos aprobados en un sistema basado en puntos. Sin embargo, aunque los incentivos fiscales y las cuotas podrían impulsar el acceso de las mujeres al empleo formal, las políticas en su conjunto necesitan un enfoque sensible al género que tenga en cuenta las barreras de las mujeres a la formalización y reconozca los retos de las organizaciones informales de mujeres en el proceso.
Organizaciones de base dirigidas por mujeres: un elemento no aprovechado en la fase de recuperación
Durante la COVID-19, las organizaciones de base dirigidas por mujeres del Sur Global han encabezado iniciativas que han permitido a sus afiliadas mantener sus puestos de trabajo y salir a flote económicamente durante la pandemia. Por ejemplo, la Asociación de Mujeres Autoempleadas (SEWA) de la India, una organización de casi dos millones de trabajadoras informales de la calle, se asoció con la ciudad de Ahmedabad para repartir sus productos —hortalizas y frutas frescas— utilizando rickshaws eléctricos. [29] De este modo, han logrado innovar en sus negocios y mantener su fuente de ingresos mientras amortiguan los efectos de las prolongadas cuarentenas y los estrictos toques de queda. [30] En una dirección similar, las organizaciones de mujeres de los territorios afectados por el conflicto armado en Colombia han promovido actividades de generación de ingresos y adquisición de créditos a través de los círculos de mujeres de la comunidad que, durante la COVID-19, han apoyado a las mujeres de las zonas rurales. [31]
Las organizaciones de base lideradas por mujeres deben fortalecerse y desempeñar un papel destacado en la recuperación económica. Esto se puede lograr mediante su articulación con las instituciones de todos los niveles de gobierno y con las agencias de cooperación internacional para que trabajen en colaboración en el diseño e implementación de estrategias destinadas a apoyar la participación de las mujeres en los mercados laborales, mejorar sus condiciones de trabajo o fortalecer sus proyectos productivos.
[1] The indicator of status in employment distinguishes between two categories of the total employed. These are: (a) wage and salaried workers (also known as employees); and (b) self-employed workers.
[2] Hours of work limit, public holidays, job protection for maternity or parental leave, among others.
[3] Paid employment vs vulnerable employment. ILOSTAT, June 2018.
[4] Such as hospitality and services, and an increase in time spent caretaking, at the expense of paid work, due to the closure of schools.
[5] Paid employment vs vulnerable employment. ILOSTAT, June 2018.
[6] Excluding Arab States due to the restrictions on female labor participation.
[7] OECD. Women’s Economic Empowerment in selected Middle East and North Africa. OECD, 2017.
[8] The average share of own-account female workers for each region is 3,6% in Arab States; 6,3% in Global North, 15,9% in Central and Western Asia; 26,1% in Eastern Asia; 26,2% in Latin America and the Caribbean; 31,7% in South-Eastern Asia and the Pacific; 41,1% in Southern Asia; and 55,4% in the Sub-Saharan Africa.
[9] Shahnaz, Lubna, Umer Khalid, and Sajjad Akhtar. Unpaid Family Workers: Unravelling the Mystery of Falling Unemployment, 2008, 2008. [on line] available at https://doi.org/10.13140/RG.2.2.35950.51521
[10] Vasquez, Ana. “COVID-19: The Increasing Gender Gap of Venezuela’s Migrant Population.” Latin American Policy Review, March 15, 2021. https://latinamericanpolicyreview.com/2021/03/15/covid-19-the-increasing-gender-gap-of-venezuelas-migrant-population/#_ftn3.
[11] UNCHR. VENEZUELAN MIGRANTS UNDER COVID-19. UNCHR, 2020.
[12] UNHRC. “Refugee Data Finder,” 2020. https://www.unhcr.org/refugee-statistics/download/?url=wOHb80.
[13] International Labour Organization. Venezuelan Refugees and Migrants in Latin America and the Caribbean. International Labour Organization, July 2021.
[14] The main destinations are Colombia (1.8 million), Peru, (860,000), Chile (455,000) and Ecuador (363,000) (R4V, 2020).
[15] Vásquez, Ana Camila, Marta Castro, and David Licheri. COVID-19 y El Aumento de la Brecha de Género en la Población Migrante Venezolana. Equilibrium CenDE, April 14, 2021. https://equilibriumcende.com/covid-19-brecha-genero/
[16] UN Women. Gender-Responsive Prevention and Management of the COVID-19 Pandemic: From Emergency Response to Recovery & Resilience. UN Women, March 27,2020.www.unwomen.org/-/media/headquarters/attachments/sections/news%20and%20events/in%20focus/covid-19/gender-responsive-prevention-management-covid19.pdf?la=en&vs=1519.
[17] OECD/ILO. Tackling Vulnerability in the Informal Economy. Development Centre Studies, OECD, 2019.
[18] “Country Classification”. World Economic Situation and Prospects, 2014. [online] availableathttps://www.un.org/en/development/desa/policy/wesp/wesp_current/2014wesp_country_classification.pdf
[19] Ibid
[20] Ibid
[21] Moussié, Rachel, and Silke Staab. “Three Ways to Contain COVID-19’s Impact on Informal Women Workers.” UN Women Data Hub. UN Women, May 18, 2020. [online] available at https://data.unwomen.org/features/three-ways-contain-covid-19s-impact-informal-women-workers.
[22] Wodon, Quentin, and Benedicte De La Briere. Unrealized Potential: The High Cost of Gender Inequality in Earnings. Washington DC: World Bank Group, 2018.
[23] United Nations Development Program. Trapped: High Inequality and Low Growth in Latin America and the Caribbean. Regional Human Development Report 2021. New York: UNDP, 2021.
[24] Women are less exposed to informality in Arab States because women’s employment-to-population ratios are much lower than men’s (OECD/ILO, 2019).
[25] Naido, Karmen. “The Labour Market Challenges of COVID-19 in Sub-Saharan Africa.” Africa Portal, June 10, 2020. [Online] available at https://www.africaportal.org/features/labour-market-challenges-covid-19-pandemic-sub-saharan-africa/.
[26] Mary Robinson, Former President of Ireland. [Online] available http://www.ipsnews.net/2020/09/impact-covid-19-women-children/
[27] “Can Latin America Create Better Job Options for Women?” The Dialogue, April 9, 2021. [online] avaialable ar https://www.thedialogue.org/analysis/can-latin-america-create-better-job-options-for-women/
[28] Ibid.
[29] Chen, Martha. “COVID-19, Cities and Urban Informal Workers: India in Comparative Perspective.” The Indian Journal of Labour Economics 63, no. S1 (2020): 41–46. [online] available at https://doi.org/10.1007/s41027-020-00254-1
[30] Ibid.
[31] Martínez-Restrepo, Susana, Juliana Ramírez, Angélica Castillo, Laura Castrillón, Isabel Calero, Juliana Mejía, and Lina Tafur. Rep. El Continuum de Violencias Basadas en Género en el Contexto del Conflicto Armado Colombiano y su Relación con el Empoderamiento Económico de las Sobrevivientes. Bogotá: CoreWoman, 2021.